http://www.sdpnoticias.com/columnas/2014/04/15/el-desaire-por-la-ciencia-y-tecnologia-en-mexico-el-caso-del-primer-electricista-mexicano
El desaire por la ciencia y tecnología en México, el caso del primer electricista mexicano.
Apoyar a investigaciones actuales en desarrollo como la nanotecnología o la información cuántica, ayudará a reducir la dependencia tecnológica en que se encuentra México desde hace por lo menos un siglo
Hablar hoy de Marconi, Edison o Tesla nos habla de aplicaciones tecnológicas que han cambiado nuestro mundo para siempre, la bombilla eléctrica, la radio, corriente alterna, el control remoto, etc.Estas invenciones además aportaron a los países que las cultivaron y desarrollaron una ventaja competitiva respecto a los que no lo hicieron, como por ejemplo México.
Por otra parte, el nombre de Francisco Javier Estrada pasa desapercibido aun entre los profesionales nacionales que se dedican a la ciencia y tecnología; algo parecido a lo que les ocurre a Luis Ernesto Miramontes o Julián Carrillo, aunque el caso que nos ocupa es mucho más severo. Para los que no lo conozcan, Estrada es sin duda, el físico mexicano más notable del siglo XIX, cuyas aportaciones –de haber sido tomadas en cuenta– hubieran puesto a México a la par tecnológica de Estados Unidos justo a principios del siglo XX.
Estrada patentó en 1882 un sistema de comunicación inalámbrica para comunicar trenes en movimiento [1], nueve años antes que Marconi, este logro debería bastar para recordar a tan notable científico mexicano adelantado a su época; sobre todo, porque Marconi ganó el premio Nobel de física en 1909 por investigaciones similares. Sin embargo, éste no fue el único invento de Estrada que salió a la luz, muchos de ellos fueron dados a conocer por la prensa de la época [2,3], como comunicar la ciudad de San Luis con México–distancia muy larga para la época– o encender la primera luz eléctrica de arco en todo el Continente Americano en el patio de la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí, donde Estrada era catedrático.
Los trabajos de Estrada no pasaron desapercibidos por la comunidad científica internacional, ya quefue invitado a ser miembro de la Academia de Ciencias de París, una de las sociedades científicas más importantes en su momento. Desgraciadamente, las tribulaciones que en aquella época envolvían al país, mermaron las posibles aplicaciones tecnológicas que hubieran implicado sus trabajos, lo que sin duda hubiera provocado en México una revolución, no armada, sino de conocimiento. Como pasa con nuestros científicos hoy, su legado sólo pasó a sus alumnos, ya que algunos de sus aparatos fueron cedidos para su utilización en la cátedra de física de la Universidad [4].
Estrada es importante porque nos recuerda las posibilidades científicas y tecnológicas que ha dejado pasar México, ya sea por posiciones políticas o por desconocimiento de sus gobernantes. Porfirio Díaz llegó a felicitar a Edison por sus inventos, en una carta grabada en cilindro de cera audible en sus fonógrafos [5]; que se sepa no existe ninguna felicitación hacia Estrada, siendo que él y Díaz fueron contemporáneos.
En cierta manera, Francisco Javier Estrada vive hoy en cada científico mexicano que trata de sacar adelante sus investigaciones, casi siempre con recursos limitados respecto a sus pares en otros países. También es una muestra del talento que existe en México en materia científica, siendo la única diferencia la organización y explotación que se le dan a esos nuevos descubrimientos, creando casi siempre corporaciones multimillonarias (Westinghouse y General Electric), que posteriormente venden esos productos “novedosos y/o necesarios” a países que no cultivaron esas invenciones.
De aquí la importancia de crear una cultura científica y tecnológica en nuestro país, evitando en lo posible, que vuelvan a ocurrir casos en donde descubrimientos de gran magnitud se queden sólo en páginas de periódicos, siendo no más importantes que el chisme o cotorreo del momento. Apoyar a investigaciones actuales en desarrollo como la nanotecnología o la información cuántica, ayudará a reducir la dependencia tecnológica en que se encuentra México desde hace por lo menos un siglo.
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