INNOVACIÓN DISRUPTIVA EN
EDUCACIÓN SUPERIOR: ¿SÓLO QUEDARÁN 10 UNIVERSIDADES? http://powering-education.com/?p=433
Alrededor de todo el mundo las
empresas, los países, la sociedad en general necesitan que los resultados de la
educación sean jóvenes con habilidades relevantes para el mundo que vivirán.
Sin embargo, hay una enorme diferencia entre las capacidades de los estudiantes
que salen de las universidades y otros centros educativos, y las que los
empleadores demandan.
Este problema se concreta en dos
aspectos:
1. Irrelevancia: es una causa creciente del desfase entre las
necesidades de la sociedad y los resultados de la educación, debida en gran parte
al hecho de que la mayoría de las instituciones educativas están desconectadas,
y funcionan de espaldas al mundo real. Esto aumenta el número de graduados
universitarios que no encuentran trabajo, porque carecen de competencias
necesarias para el siglo XXI. En este video de McKinsey hay datos concretos que
ilustran el punto.
Por ejemplo, sólo en USA hay 12
millones de desempleados, y 4 millones de puestos de trabajo sin cubrir,
mientras las empresas gastan 4 billones de dólares al año en formar a sus nuevos
empleados. En países como España, la situación es aún más grave.
Lo que las universidades
tradicionales hacen es controlar la calidad de los “outputs” (graduados)
mediante el control de la calidad de los “input” (admisiones), y esto otorga un
más que discutible valor añadido al proceso educativo. ¿Qué aportan las universidades si sólo los
alumnos potentes consiguen carreras de éxito?
2. Accesibilidad: los costes de la educación superior, ya sea
pública o privada, continúan subiendo, lo que hace cada vez más difícil acceder
a una carrera universitaria. Pero esto no tiene sentido ya que la innovación
aplicada a la educación está produciendo en general formas más baratas de
acceso a procesos de aprendizaje. El mejor ejemplo es el de los MOOCs, que
permiten un acceso gratuito, 24/7/265, con un coste 0. Sin embargo, las universidades
tradicionales continúan incrementando el precio a pagar por adquirir
conocimientos!!! Esta ineficiencia del mercado está produciendo la explosión de
soluciones innovadoras que permiten mayor accesibilidad a costes bajos.
En este artículo en The Economist
se exponen las luces y sombras del movimiento MOOC, que sin duda plantea unas
nuevas reglas del juego… si cualquier persona con una conexión a internet puede
recibir una clase de un profesor de Harvard, las universidades tendrán que
ofrecer otro valor… o no??
¿Qué piensan hacer las
universidades tradicionales ante esta situación? La innovación disruptiva que
permita su supervivencia supone una redefinición de los estándares de calidad ”
aplicada al mundo real”, accesibilidad global a las clases medias y
redefinición del concepto de valor aportado por las instituciones (el
conocimiento ya no puede serlo).
En el vídeo, hay una interesante
conversación entre Henry Eiring y Clayton Christensen sobre su libro “The
Innovative University” en la que se ilustra este problema.
Tuve la suerte de hablar con Henry Eiring la semana pasada
en Salt Lake City. Durante una larga conversación acerca del futuro de la
educación superior expuso la idea de que en el futuro habrá pocas universidades
(10??), que operarán globalmente, y que serán las que hayan reinventado el
producto / servicio educativo para alinearse con las necesidades de la
sociedad.
Yo creo que el motor para ese cambio deberá venir de
instituciones que, hoy por hoy, no están en el mercado de la educación
superior. Organizaciones que sean capaces de conectar empleadores,
universidades, expertos, reguladores, y liderar una visión nueva y desprovista
de “hipotecas” de culturas de referencia que impidan la innovación disruptiva.
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